Si yo tuviera el suficiente cash
alquilaría el cielo
para tus ojos y repartiría propinas
y fuegos fatuos a los camareros
que trabajan en las tabernas
de este pueblo de piedra
y silencio de sombras
sin romper nubes
que invitan a ser otro
y que nos separan de aquel
pozo de horas que una mañana
de sábado construimos
con la buena esperanza del amor ciego
en lo alto del castillo bajo
el que yace el cementerio
donde descansan mis antepasados.
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