jueves, 23 de septiembre de 2010

Animal (confusiones de otoño)

Bajo a la calle, antes me perfumo y me cruzo en el espejo.
Rantamplán, el perro, y el vecino se aman en la alfombra,
en algún huerto de luz.
Un cosquilleo me lleva a no sé dónde,
es como un tridente en el estómago.
No duele, es nauseabundo.
Ando la calle, busco, rebusco, miro a las chicas a los ojos.
Me enamoro y desenamoro mil veces por segundo.
Ayudo a los ancianos, con la mirada los aupo al cielo de sus nostalgias.
Rantamplán, el perro, y el vecino me siguen por ahí detrás
Me cruzo con mis padres que están en otra ciudad.
Me desaniman con un beso y unas palmaditas.
Vuelve el cosquilleo, como una náusea.
No eres Sartre, me dice una voz.
Ya lo sé, digo en voz alta y la calle me mira -la gente.
Enrojezco, mi timidez es un sapo desnudo.
No paro y sigo. Busco, busco, busco.
Rantamplán me sigue, el vecino ya no está.
Lo imagino en la alfombra de vegetales de luz.
Me empiezo a sentir ligero.
Siento la aventura animándome, adormeciéndome el cerebro,
como una florida raya de cocaína, infinita carretera blanca.
Me voy alejando, desapareciendo
Caras irreconocibles, lugares extraños, escenas imprecisas
No mires atrás. Miro atrás.
Veo a Rantamplán, no tengo miedo.
Yo también soy un animal.

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