lunes, 13 de septiembre de 2010

Rutina

Qué hermoso que se acercan los días de rutina, ya los huelo a lo lejos, vierten su aroma de cansancio limpio, de verdad invernal. Qué hermoso subir al cielo de la rutina, al día a día de las camisas arrugadas y los cafés desbordándose por los tobillos de la estudiantería como ríos de energía, y las niñas con sus faldas y sus labios salpicados de mentiras y de sueños, con sus flaquezas y sus gatos de pueblo, mirando con esa pupila que anima al mundo y desconcierta a las montañas, a los presidentes y a los camareros que desbaratan desayunos al amanecer .
Qué hermoso que te voy a ver con tus carpetas nuevas y tu ilusión de jardín de infante, con esa celeridad urbanita y esa edad desacompasada; qué bien que llega la rutina y con ella la palabra en la boca de algún nuevo profe insoportable; qué bien, me digo, mientras enumero los fracasos del verano y comienzo a hilvanar la nueva lista de libretas, nuevos retos, aprobados y suspensos sin cafeína , qué bien tener aún este corazón de estudiante que sueña con libros y cuchillos de agua.

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