martes, 18 de enero de 2011

De idiotas -también.
















Me despido del día. Hago un repaso para constatar de que no he tirado estas últimas 24 horas a la basura. Leo el blog de Ramón Lobo, que esta noche va de idiotas. Y me da qué pensar. Nombra a un idiota al que conozco personalmente. Nunca pensé que fuera idiota, pero la próxima vez que lo vea lo miraré y quizá vea a ese idiota que dice Lobo.
Tiene razón, el mundo está llenos de idiotas, pero también de orgullosos, de engreídos, de pendencieros: de estúpidos cadáveres vivientes sobre los que escribir. Por otro lado, tenemos a los líderes que nos gobiernan, los que nunca podemos reprocharles nada, quizá un pataleo cada cuatro años y un mecagoento cuando los escuchas buscando votos sin escrúpulos o haciendo una propaganda descarada y de baja altura. Me viene a la cabeza el último vídeo de Camps.
Luego están los idiotas de a diario, esos con los que a uno le toca lidiar todos los días. El idiota del metro, el idiota de clase, el idiota del trabajo, el cliente idiota, el pescadero idiota...blablabla.
A veces, también uno se siente un idiota. La idiotez como parapeto ante la vida. "Me hice el idiota", me dice un colega un día que tiró unos cuantas de botellas de vino en el supermercado. La idiotez nos salva, mengua nuestra responsabilidad: "Déjalo, no ves que es un idiota", recuerdo que le decía el otro día un tipo a otro en un Bar en una discusión de tabacosos.
Me voy a la cama. Mañana me espera un día duro y quizá algún idiota que aguantar. Pero no se me puede quitar de la cabeza, seguro que más de uno a pensado alguna vez que soy un idiota. gudnai.

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