martes, 12 de mayo de 2009

Antonio Vega, un artista de verdad



Hace tiempo que reniego de los artistas de careta y postín, pero Antonio no era precisamente uno de ésos. Esta mañana me he enterado de la muerte del genio del pop español, aquel que toreaba en Mexico con Nacha Pop, cuando aquí la nueva ola, todavía, estaba madurando sus guitarras y melodías. 

Antonio Vega era uno de los pocos artistas de verdad, un excelente guitarrista y un compositor de música Pop que pocos pueden alcanzar, Santiago Auserón y pocos más -no se ofendan Búnburys, Sabinas y demás, que ellos también tiene su lugar, en otro sitio, pero su lugar. 

Yo lo estudié, cuando aun comulgaba con el rock and roll, y lo seguí en su carrera discográfica. Siempre lo vi como un modelo a seguir, todo un un símbolo de independencia y sencillez. Tuvo la mala suerte de perderse en el caballo y a partir de ahí, con ese sambenito colgado, paseó sus sentimientos y miserias por muchos escenarios; más de una noche madrileña me lo crucé junto al Comba y más de alguna perogrullada le dijimos, y ahí que iba Antonio con su sensibilidad y su mentón, en el que resplandecían los excesos que lo convertían en superviviente y víctima, un hombre de hondura, brillante y colosal.

Todos conocen La Chica de ayer, todos la hemos cantado. La escribió en  la mili, él solito consigo mismo y quién sabe con qué recuerdos y en qué soledad; dicen que es la canción que mejor representa los 80 o algo así, yo creo que las ha escrito mejores, pero la historia necesita símbolos, en este caso himnos, y qué quereis que diga, no está nada mal, ya me hubiera gustada haberla escrito a mí.

Antonio se movía bien con los sentimientos, que no quiere decir que fuera un sentimental. Sé que amó mucho a una mujer, su chica, que murió no hace muchos años. Incrédulo de diosecillos y rituales no sé a dónde se va cuando uno muere, lo que sí sé es que Antonio, como ansiaba, descansará por fin con su amada Marga. Descanse en paz.

1 comentario:

  1. Marga, tal vez casualidad tal vez realidad, suena a amargura. Amargura que seguro le calmaba, y le inspiró en sus 30000 noches en las que pensó en nosotros para dejarnos un legado musical sin parangón.
    80-88 y Dibujos animados suponen para mí mis viajes en coche con mis padres de días enteros mirando por la ventanilla para ir a mi manchego pueblo desde Santander. Entre sus letras y los paisajes castellanos forjé mi sensibilidad. Con mis 9 años ahí estaba yo, escuchando, observando, sin entenderlo pero comprendiéndolo. Se dejaba llevar era una chica enamorada del mar y el cielo, y no de la heroína. Tenía tanta fuerza que desde entonces, cada vez que las emociones entraban en mi vida con fuerza, ahí estaba Antonio siempre, era El sitio de mi recreo.
    Asustada estoy, porque a mí siempre me quedará la espina de no haberle podido decir que puso melodía y letra a mis recuerdos más afectivos, muchas veladas acabaron conmigo gritando al unísono con él en la noche.
    Parece que la vida se le halla llevado tras perder su Lucha de gigantes.
    Mañana iré a decirle algo aún no sé cómo. Pero allí estaré, con todas tus chicas de ayer.


    http://www.youtube.com/watch?v=yQQ0Tx9dKPE


    Calle arriba, caminé tranquilo
    al encuentro de un invierno frío
    que dejé pasar.

    Al doblar la esquina y en la acera,
    di de bruces con la primavera,
    no la vi llegar.

    Un verano sin excusa
    en otoño me olvidó la musa
    me dejó marchar.

    Me dormí en las estaciones
    y ahora el tren parado por vacaciones
    no quiere arrancar.

    El silbato es la esperanza nueva
    y por fin los campos ahí afuera,
    van quedando atrás.

    Ya se acerca la estación nevada
    bajo y cumplo años de pasada
    y una estrella más.

    Se dibujan los colores,
    vivos en la magia de las flores
    en la luz vital.

    Rodeado de equipajes
    que se pierden entre viaje y viaje,
    queda recordar.

    Y por esto vivo el día,
    día simple, día claro,
    vivo al menos sin temores
    sin el miedo de gozar.

    Cada pueblo, cada puente,
    cada cruce me han enseñado
    que con hoy es suficiente.

    Calle arriba, caminé tranquilo
    al encuentro de un soñado estío
    que hubo que pasar.

    Al doblar la esquina en la primera
    el otoño me enseñó quien era
    me invitó a pensar.

    Se dibujan los colores,
    vivos en la magia de las flores
    en la luz vital.

    Rodeado de equipajes
    que se pierden entre viaje y viaje,
    queda recordar.

    Y por eso vivo el día
    día simple día claro
    vivo al menos sin temores
    sin el miedo de gozar.

    Cada pueblo, cada puente,
    cada cruce me ha enseñado
    que con hoy es suficiente
    y mañana es demasiado.

    Y por esto vivo el día
    día simple, día claro.
    Vivo al menos sin temores
    sin el miedo de gozar.

    Cada pueblo, cada puente,
    cada cruce me ha enseñado
    que con hoy es suficiente
    y mañana es demasiado.

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