domingo, 10 de mayo de 2009

Monterito II


El Maestro, como también lo llamaba, había vivido en Tarifa, en un garaje cochambroso y con luz ¿prestada?, durante varios años, al más genuino estilo outsider, trapicheando con güiston, haciendo chapuzas, varilleando a los coches y leyendo hasta el prospecto de las cajas de condones. Cuenta, que una noche de varilla y mar serena, cogió por banda La fiesta del chivo, y al amanecer, ya se había papeao la historia con la voracidad de león literario. Pero no todo era garaje y miseria, también cocinó sus buenas amistades como con Juan Luís, el "porquero ilustrado", una catedral de sabiduría popular y arte en el mejor de los sentidos, también los gayumberos y la Guardia Civil, hitos del acervo sureño, alimentaron al Maestro en sus andanzas levanteras. De todo ese mejunje salen novelas de sangre y rabia como: Cuando la noche obliga, Sed de Champán o Manteca colorá. Pero yo a lo mío que era lo de la interview.
 
Como no tenía ni idea de como contactarlo, me metí en San Google. Encontré su correo entre las venillas deshilachadas de la red, y ataqué como un japo desquiciado de literatura y muerte. Al principio se mostró renuente, sentía en sus correos el sayonara, el bye bye, el arrivederci; creo que desconfiaba del estudiante coñazo que, al otro lado del teclado, insinuaba que la entrevista tenía que ser un bis a bis, un frente a frente, para así poder transcribir hasta las afilada esquirlas de sus palabras, y no una cómoda entrevista por e-mail, que era lo que Monterito pretendía. Al final, después de unos cuantos intercambios meilaros -ya sé, ya sé, valiente palabro- conseguí una cita, aunque parecía que todo estaba hecho, ingenuo de mí, el periplo aun me deparaba sorpresas. Sayonara!!!

1 comentario:

  1. Estoy deseando leerla. Estoy seguro que va a ser tela de interesante y con referentes cercanos, y no tanto. Venga, que la quiero ya....

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