
Y yo que creía que este tipo estaba en su casa currándose los libros de economía fácil para neoliberales, esos que nos meten y nos ¿sacan? a todos de los berenjenales del paro y los hundimientos bancarios, y cuando me enchufo a la paranoia veraniega informativa me doy cuenta que se ha colado un boys de derechas en las páginas de sociedad, un niño malo que ahora se dedica a cultivar abdominales y sacar pecho en las fotos, a acicalarse el bigote rasurado y salitroso y el trícep fridmaniano, ese que le aligera la pluma cuando tiene que firmar documentos dudosos o finiquitar. Para mi gusto le falta un tatuaje entre jipi y señorial, algo cañero y napoleónico, y ya que estamos divagando, que se vuelva a dejar crecer la melena.
Por cierto, en los gimnasios no se escriben libros, al menos los de economía.
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