viernes, 9 de octubre de 2009

Granos en el culo

Hay miles de cosas que uno espera. Nos pasamos la vida esperando: el estreno de una película, que una chica guapa se termine de arreglar, que acabe una canción tediosa, que lleguen las vacaciones, perder la virginidad, el día de tu cumpleaños, etcétera.
Decía Lennon: "la vida es lo que te ocurre mientras estás haciendo planes para hacer otras cosas". Yo siempre estoy planificando -que no es lo mismo que planear- y no por ello no disfruto del momento en el que me encuentro. Tan sólo no lo hacemos cuando la vida es desierto árido, culo peludo o granoso por el que deambular.
Esta semana ha sido el día del trabajo digno. Un día que se debería de reivindicar más a menudo teniendo en cuenta cuál es la situación actual: paro hasta en la sopa, economía hipersumergida y dinero negro que revienta los colchones, mileurísmo y contratos basura -vida basura, comida basura, tele alienante, pesadillas basura, etcétera.
Antes he dicho que yo disfruto de la vida, y es cierto, pero hay un momento en el que todo se oscurece, el ambiente se espesa, y el tiempo se ensaña con mi vida con la lentitud de un viejo moribundo. Es la hora del trabajo sin contrato y mal remunerado. Ese culo hirsuto y empedrado de granos que todas las semanas tengo que atravesar.

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