Leer las palabras del Maestro es reconfortante. Ayudan a organizar de alguna manera este caos de Domingo friolero. El mensaje acaba en un vahído que deja poso en no sé dónde y me recuerdo, como cada mañana, que la vida puede ser pétalo o muro, nube o cieno.
Me pongo un poco de boxeo en el yutube y me marco unas abdominales mientras repaso las enseñanzas del Maestro. Por si me encuentro con el muro.
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