
Algeciras city, no la toques, querrán matarte por ello. En una mano la cerveza, en la otra la pistola.
Intento impermeabilizar mi corazón con limones ahogados en gin-tonics y me dejo arrastrar al fin del mundo, al fin de Europa, más abajo África, para muchos la edad media. Algeciras city, me dice un camarero, "es el último bastión". Pero su mandíbula y entrecejo lo delatan, es más moro que el moro de la morería, y me pregunto si él lo sabe.
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