lunes, 11 de octubre de 2010

El rugido del yaguareté

Mañana es el Día de la Hispanidad. Aviones en el cielo madrileño, militares que madrugan para pisotear a ritmo marcial la Castellana, parejas aburridas, espíritus nostálgicos o simples curiosos, celebrarán el día de la raza entre protocolos que cansan al más paciente.
Ayer, también en la misma avenida, pero desde Atocha, salió una caravana de indios latinoamericanos de todas las nacionalidades posibles, e invadieron la calle con cantos y folclore, trajes deslumbrantes imitando a pájaros o dioses, máscaras animales, plumas como árboles e indios con dentadura salvaje y sufrido pasado. Era como si el espíritu del yaguareté invadiera con un rugido de color y pureza la capital.
América latina: cuánta riqueza, cuánta alegría, cuánta sangre derramada por tus venas.
Al final de esta caravana una banda encabezando las nuevas tendencias y las viejas reivindicaciones. Calle 13, absorbidos por el mainstream, derrocharon litros de energía. Este grupo musical no sólo plasma en su música las inquietudes e ideas de una gran mayoría de jóvenes y no tan jóvenes de sudamerica, sino que además tiene un discurso social que proyecta con actitud, rabia, energía y coherencia. A través del reggaeton, música popular que se originó en Panamá y Puerto Rico, canalizan la voz de los inmigrantes y la lleva a muchos rincones del mundo.
La Castellana estaba llena de americanos -esa palabra que han imperializado sus vecinos del norte. Había mucha gente joven coreando, rellenado con sentimiento los textos de Calle 13, que se columpiaban como nuevos dioses entre las ilusiones de los humanos. Ayer vi mucha gente, oí mucha música y sentí como los mensajes políticos de la banda puertorriqueña calaban en la gente mucho más que los de cualquier profesional de la política. Anoche, el yaguareté volvió a arañar mi alma.

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