miércoles, 15 de diciembre de 2010

El peso del anillo



















No sé por qué extraña razón
me he levantado pensando en el anillo
que un día encontré
en la humedad de su estrecho mar
Lo busco entre los cereales de oropel
y en mi mano se posa
con la negrura máxima
que el cuervo robó a la noche
Lo froto con bicarbonato Muñoz
para apartar las viejas plumas del pasado;
alpaca que recién me ilumina
Es como el desentierro
de una esperanza mamífera
o la visita inesperada
de un orgasmo de águila imperial
El anillo ha sido como recuperar el sano juicio,
volver a los aromas muertos,
y dormitar en la santa encía
que nos dejó ensangrentados
Ahora recuerdo, ahora olvido,
el anillo es un film de metal,
una humilde sinestesia,
un triple salto mortal
El anillo son sus ojos apodícticos
remando hacia la incertidumbre
de mi pecho enlutado de pájaros
y luces estrábicas
No sé por qué extraña razón
me he levantado pensando en el anillo
Me lo he puesto
y el peso de los recuerdos me ha arrancado el dedo de cuajo

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