lunes, 6 de junio de 2011

Resfriado

Hay un resfriado que vive en mis vías respiratorias. Me desordena los días. Viene de acantilados extraños. Es como la miseria del mundo trepando desde un cielo negro de hemorragias martínicas.
Es mi salud una ausencia, una batalla de tigres entre rejas, un pozo en el que crecen barbas y se besan las arritmias. Ibuprofenos y paracetamoles riegan la curva mortal de mis campanas. Entre tanto, las palomas de mis sangres chillan mil inviernos acumulados y las raíces despiertan entre abrazos de mucosas e insignificancias de temporada.
Quiero creer que algún día un doctor me arrancará con sus violines las anginas y elevará, con afinada asepsia de discoteca, mis tubérculos a la intemperie.
Abrazos de miel y patadas de menta, leo en la receta antes de abofetear resignado a este resfriado emperrado. No quiero pensar que esta "mala salud de hierro" es la columna vertebral en la que se apoya mi poética.

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