Hay hombres inteligentes,
pestilentes, seguros,
ínclitos, soberbios, incautos,
perezosos, corpulentos,
sicarios.
Hay hombres sedientos.
Hay sustitutivos de hombre:
animales de sabiduría profana,
emigrantes de otros cielos,
como cuchilladas de cloroformo
con forma de hombre
que nos son hombres,
sino apariencias de hombre
disfrazados con cantos de sangre
y lucidez de ballena.
Escupir en el menaje
de la sabiduría
es cosa de hombres.
Llevar pájaros al hogar,
reclutar enfermedades,
sacar de quicio a los muertos,
bailar el pregón
como si fuera el última vals,
esas son cosas de hombre,
también.
Hay hombres amuleto,
como Cristo o Mahoma,
Lennon o Mao
Hombres en los que depositar
todas las frustraciones
del mundo,
como un esperma decolorado
en la risa que se tragó el universo
Hay hombres que nacen,
otros que mueren.
Hombres con pies de barro,
con fobias,
con mentiras colgadas
como órganos frágiles,
con rasgos angulosos
con rasgos angulosos
y fecha de caducidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario