jueves, 8 de diciembre de 2011

Corcobado













Hubo un día que echaste a andar mis palabras con tu aliento de música verde y tu mirada de tranvía esmerilado. Es mentira que los sueños se enreden en las balaustradas torpes que circunvalan el cielo. Es mentira que no haya pálpitos que cambien el sino del hombre.

Hubo un día que saqué las tormentas de paseo para zambullirlas en viento. Pensé que así sería más fácil sobrevivir a este abismo de corcobado angustiado. Pero no hay abrigo que resguarde al alma. No hay héroes que sobrevivan al silencio. Virutas de flora y fauna, y músicas del infierno, para apagar a este fuego de piedra que se alimenta de fuego.

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