domingo, 4 de diciembre de 2011

El vacío













Siento el vacío. Ni una mísera palabra rondando al corazón. Tampoco al pensamiento. El estómago anegado de cucarachas, de luciérnagas fundidas buscando la entonación de la noche que se escapa.

Ninguna idea. Vocación de coitus interruptus. Exprimir la empurpurada lisergia de los amores. El deseo de viajar en la rapidez de un golpe de izquierda. Esquivar la inquina del croché. Me incorporo. Croché, gancho derecha, croché y un sentimiento flaubertiano que no acaba.

Hay algo que me confunde, que me enreda en una harina de luz, de soga y cielo, lenta y suave, pero amarga como la grama que llueve del suelo.

Vuelven los golpes de nervios y espuma. Me cubro y bloqueo. Las palabras aúllan lejos, se me escapan. Sólo un "golpe de oreja" las haría volver como un día lo hicieron las musarañas al socaire de los tercios rendidos de mis esperanzas.


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