sábado, 17 de marzo de 2012

Vuela, vuela Colometa

Hay un chispazo de gárgolas en mi garganta.
Sube y baja. Sube y baja.
Piso la  lentitud de álamos donde mueren los poetas retirados como eternos elefantes.
Periodistas y un millar de prostitutas. Cerveza y ginebra. Toboganes de alegría y un río de dulzura latiendo en los titulares de las palabras.
Soy el limbo de una desesperación cruzando el vano de las puertas desteñidas de mi bárbaro en eclosión. Por ti tumbé  canciones de un puñetazo. Por ti relancé mi carrera de suicida en agonía. Por ti me metí con libros que nunca leí bajo la almohada.
Danza vieja loca, danza  mientras desmayas el corazón anciano de tu familia.
Escribí borracho, escribí desnudo, escribí soñando la boca rubia de tu isla.
Vuela pajaro de mi belleza. Vuela, vuela Colometa. Vuela como un circo de colmadas alas secretas.
Como un niño manchado de balas te amé, te amo, te pienso en la línea incierta del caballo negro que relincha por tu carcárea espalda..
Vómitos de ánimo cruzándose en mi semana adolescente.
Yo también vi la luz de tus ojos, de tu lengua en remolino cuando intentaba encaramarse al orgasmo que anunciamos un día de primavera, aquel en el que nos prometimos amor eterno sin saberlo, sin a penas separar los labios del fuego.
Te quiero como un león quiere a su presa: decisiva, veloz, finalmente agonizante.
Te quiero tierna, gacela muerta, tibia sangre, colmillo ensangrentado.
Pero eso no importa, si yo soy asesino o tú princesa o ángel derrotado.
Te quiero como te conocí, lamiendo el remolino agigantado de tus orgasmos.
Vuela , vuela Colometa.

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