Tenderme sobre este
viernes de fuego y silencio.
Imaginar quién viaja en el
avión que vuela alto,
ahí arriba, envuelto en un
anhelo incesante. Mañana
seré yo quien esté en un avión.
Todo vuelo es una promesa
de sacrificio y desmemoria
entre nubes. Cada vez
me parezco menos a aquel
que hacía el camino anegado de miedo.
Hay raíces subterráneas
en el mapa del cielo.
Son la extensión del abrazo
que busco, el sonido de un
temblor invulnerable.
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