viernes, 18 de diciembre de 2015



















Tenderme sobre este 
viernes de fuego y silencio. 
Imaginar quién viaja en el 
avión que vuela alto, 
ahí arriba, envuelto en un 
anhelo incesante. Mañana 
seré yo quien esté en un avión. 
Todo vuelo es una promesa 
de sacrificio y desmemoria 
entre nubes. Cada vez 
me parezco menos a aquel 
que hacía el camino anegado de miedo. 

Hay raíces subterráneas 
en el mapa del cielo. 
Son la extensión del abrazo 
que busco, el sonido de un 
temblor invulnerable.

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