martes, 14 de abril de 2009

Vacaciones y tipos raros



Después de varios días de vacaciones uno vuelve a clase como un treinteañero sin vocación, como un enfermo con síndrome de Peter Pan, al fin y al cabo, con la actitud y la vagancia de un estudiante más. Pero la resaca de capirotes y marchas fúnebres, que no han sido muchas, solo las que se cruzaron en mi camino y alguna que me despertó de madrugá, me han dado que pensar, junto a mi contractura, que las vacaciones son un período para el que, con el paso del tiempo, cada vez me me siento menos capacitado. Me da la sensación que no pago el peaje a diario como para poder disfrutar de la maravillosa autopista vacacional, me siento como si me hubiera colado por alguna vía de servicio a un lugar inmerecido, como si fuera un fantasma. Con ello no quiero decir que luego no disfrute de ellas -incluso estuve con el Comba en Cai degustando esas maravillosas frituras-, pero la sensación de vagancia cada vez me produce más rechazo. ¿Será verdad que me estoy convirtiendo en un tipo un raro?

P.D
Pronto la segunda parte del Osteópata.


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