martes, 30 de junio de 2009

Planeta Algeciras

Algeciras, siete de la tarde. La Bahía está que trina, el sol calienta como una hoguera gigante y florida; la Feria, último reducto de Gomorra, a acabado ya. En estos días me he agarrado al periódico y no lo he dejado respirar; he caminado y me bañado en la playa, he pensado y repensado la vida, aunque siga igual; he tomado copas con farloperos, cínicos, divorciados, educadores de inmigrantes, pilotos, creadores de greguerías y unos cuantos más; he boxeado a la sombra, en la oscuridad incierta de un local, me he magullado los dedos y me he comido un voraz a la espalda después de sudar.

He tenido abandonada la red o por unos días se me ha olvidado. Con respecto a ésta, un colega que asoma la napia por aqui de vez en cuando me ha dicho que no aguanta más de dos líneas de las entradas de esta Residencia en la Red, que no entiende de qué va, ni quién es el Comba -como si tuviera que conocerlo personalmente-, si hablo sobre ficción o realidad, que si mezclo un lenguaje académico con otro más ordinario -¿se referirá a culo, teta, pisha? y una serie de observaciones/quejas que me ha hecho llegar entre libaciones y jaleo noctámbulo. Eso sí, me dijo que le gustaría tener aquí su momento de gloria. En Algeciras, a veces, me siento como si fuera de otro planeta.

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