de pistolas breves, de hiel morena...
de vivir la voracidad de la ardilla
y la fiebre turbia de las mareas
Pero me acomodo
en un cansancio de vinos tiernos,
me hundo en un temblor de mudo
apareándose con letras,
en una noche picual y arrítmica,
en la ensenada de esta pantalla
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