miércoles, 10 de marzo de 2010

Sueños con la Parca








Despierto, me yergo en el hervidero de los días,
trabajo de hormiga de nunca acabar
La vida como un precioso anillo,
brillante y confuso, casi infinito y al final... la Parca,
borracha de muertos, dolor y tequilas
Sigo hacia adelante y me cuelo en su boca,
me pierdo en el sueño extraño de su vulva raquídea
y vuelvo cada mañana como si nada, como si todo,
como si mi guitarra siguiera ahí encima, llamándome,
envenenándome el oído, "ven pacá", me dice
Pero me olvido y cojo el ordenata, mi nuevo instrumento,
nueva versión del papel y el boli
Pienso, "sigo siendo cantautor",
que no es más -ni menos- que un periodista con guitarra
Invierto la formula y olvido las seis cuerdas
Me recuerdo, me digo, me reinvento, me desdigo:
eres periodista=cantautor sin guitarra
Sigo y no veo más que blancos
La blancura del folio, el vacío, un "océano ciego" inmenso de posibilidades,
y me plagio, me cuento, me hablo, me lo creo;
recuerdo conversaciones, maestros lejanos,
piropos que se rizaron en la mañana o en algún escote encendido
Y beso la boca de la Parca
envejecida de historia y desdicha
y no me rindo
Me despierto en un charco de sábanas,
con la cotidianeidad de un funcionario,
y me miro con franqueza y me digo: "aún te creo"


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