domingo, 7 de noviembre de 2010

La cárcel y el papeleo.


Me quedé a las puertas de la prisión de Soto del Real. La burocracia es necesaria, aunque tan kafkiana... No estaban las autorizaciones o no era nuestro día, la cosa es que nos tomamos un pincho de tortilla en la entrada del pueblo y tuvimos un rato agradable con el Profesor, con su templanza sempiterna, con sus sabias y necesarias palabras. De vuelta en el coche: risas flojas, chistes de machotes y para casa.

Semana dura. Madrugones -sarna con gusto no pica. De pesimista defenestrado a optimista moderado. No está mal, parece que empiezo a asimilar, a asimilarme. Rabia y desazón mal gestionada de la que me voy deshaciendo en cada curva, en cada promesa derramada, en cada hora que devora.

Domingo sin derbi, con vinos, diarios, desperezos, la exposición recomendada ayer por Antonio Muñoz Molina.

Últimamente me llegan noticias de separaciones. Amigos de diferentes edades. Sueños amorosos enquistados en la realidad, como granos de pus, dolor que hace aguas y se diluye y se regenera y vuelve a empezar. Es la vida.

Mañana es lunes, me niego a hacer puente. Detesto empezar la semana como si fuera un carnaval. Los lunes son el día que la vida comienza de nuevo, el mismo sueño, la misma ilusión pero aderezada con la sal de las ansias, de la muerte olvidada. Qué estúpido, a veces hasta me lo creo. Qué cosas, la vida, la cárcel , la libertad aparente, las ganas de seguir.

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