viernes, 12 de noviembre de 2010















Míralo, ahí va, con un puñado de estrellas
y una pluma hambrienta de palabras
Su aura es una chistera de poeta
y su uniforme un rezo al verbo
Míralo, ahí va, con la muerte en la carne
y la vida en el alma
Tras él, el animal que alimentaba empina la botella,
llora metáforas, se masturba entre ramas
El poeta ríe, se ensimisma, cuece legañas
Ya no está, pero es
en el ritmo salvaje del paladar,
en el guiño de alguna respiración,
cose que te cose palabra tras palabra,
racimos de risa, secretos, francias, aeorolitos.

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