domingo, 8 de mayo de 2011

El héroe que no fue


















Recuerdo santificar las manos en el Mar del Norte,
en aquella playa que engulló nuestros corazones,
mientras la chica caprichosa
corría sola hacía quién sabe dónde
Recuerdo que no hubo besos
ni promesas de amor,
pero sí una poesía indescifrable royendo los pies,
como perlas hambrientas de mandíbula eléctrica
que no tuvieran nada más que hacer
que molestar nuestro desgastado amor
Éramos unos cuantos,
cada uno con su lecho de pasados y deseos,
cuando la oscuridad se abrazó a la espalda
y una música de espuma me trajo envuelta
y a trompicones nuestra magnitud humana
Recuerdo que de la noche colgaba,
con intermitencias, un penacho salvaje,
un relámpago de seda y fuste
que endureció el cielo y mostró al héroe que no fue
Crin de crines, chispa de bestiazgos
y excelencia que remontó escrutinios de olas y párpados,
concavidades de tiempo y escarchas de orín.
Un rímel de hiel desbrozado caía
como una lenta sangre de estrellas,
aquella noche donde lavamos nuestra muerte
en el Mar del Norte y vi por última vez al héroe que no fue.

No hay comentarios:

Publicar un comentario