viernes, 2 de marzo de 2012

Balada enferma del niño ausente

















Eran mis ojos un espejo
del color de los sueños alados.
Lo descubro descorchando las cuencas,
enredadas en las aguas del pasado.

Rugidos envueltos en papel
Pájaros de tiempo desgastados,
cuando mi osadía  zapateaba sobre la noche
y la luna era compañera de mis juegos macabros.

Mañana vendrán lagartos de piel rugosa,
acompañados del aroma incierto de sus zoologías,
mientras las neuras guerrean con la maraña
y el rock & roll se desentiende de su lado suicida.

Recorrer el viejo mapa de los ombligos
que amanecieron decapitados.
Saborear el delirio de la derrota
o jugar a perder aun habiendo ganado

Ya nadie corre calle abajo con el alma partida en la boca.
Ya nadie recuerda que el cielo es redondo
y que el mundo descansa en la horma
del delirio de un viejo zapato

Y aunque no quiero dormir con las gafas de lejos
tampoco quiero el brillo idiota de después de los telediarios
Pero sí quiero la voz del niño  bisiesto
y el ritmo oculto que no se vende en ningún lado

Por eso he venido desde no sé dónde,
para calentar la escarcha con este  dormir de borracho
y drenar los licores que se acercan
como si fueran lobos aullando.

Me voy.
Me voy  a soñar a la orilla del río
y ha desabrochar los piercings del pasado
Me voy a bruñir la osamenta del muerto,
que un día será pasto para el ganado.

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