miércoles, 10 de diciembre de 2014
















El mundo compite contra el mundo.
Qué amarilla galopa la risa de la nieve.
Qué fría es la palidez del viento
estremecida entre las sabanas.
De un milagro cruel están bordadas  
las mañanas y las resonancias
sostenidas en la hebra de tabaco.
La vida no es un túnel, sino la precipitación
confusa de sueños en la lombriz de la tarde.
Saltos a venda abierta, de piedra en piedra,
mientras abajo espera la boca roja del precipicio. 
Vivir entre deshabitados versos y espuma,
sólo es posible si se acristala a conciencia
el silbido intermitente de las atrocidades.


No hay comentarios:

Publicar un comentario