lunes, 9 de febrero de 2015


Es un día frío. Todos hablan de él: los que están incomunicados en los pueblos, los medios de comunicación, los vecinos, los taxistas. Los niños también hablan de la ciencia del frío sentados en sus pupitres. La palabra frío se atraganta en la garganta como una bola de papel. Una señora rubia y elegante repite por su teléfono móvil, 'rece, rece', que no es sino frío en alguna lengua eslava. 

Pequeñas explosiones en la piel, como una música blanca pellizcando las terminaciones nerviosas. Alguien habla de cortes sin sangre, de una mano invisible y ciega que viene 'a todo trapo' desde centroeuropea. 'Qué bonito es formar parte de este grito que se nos cae a trompicones', canta en la esquina el poeta.

Enero es una máquina perfecta, un mausoleo de infinitas concatenaciones que ni buscan ni quieren respuestas. Febrero es el coletazo roto de Enero viviendo feliz esta guerra silenciosa. El vértigo llega, se cuela en las estancias, abre carnes que lame y no pudre, asusta hogueras y las convierte en sigilos de humo.   

El poeta recita una tormenta de fríos para sus adentros, un frío que copula con sus pulmones llenos de necedad. A su hermosa mano se le adhiere la musicología del tacto del rumor de lo helado. Ni guantes, ni bufandas, ni barricadas de alcohol sirven para combatirlo. La incomunicación se alimenta de intemperie. 

En un jergón de rayos que no deja huella se ha convertido el canto del poeta. Ante su imagen congelada, el frío baila feliz con sus patas de cuchillo. 'Azul y blanco es el invierno', crepita La canción de la leña seca en las gargantas de los niños. Afuera, el frío se celebra a sí mismo. El poeta ya es estatua, un pelele.

La ciudad se resiente, cruje por dentro, como un inmensa cueva retorcida en sus ovarios. El frío viste la calle con una luz de depósito bancario. Y los gatos son dioses venidos a menos que esculpen con sus maullidos el final de la tarde. En una calle, detrás de un coche, una madre sujeta las piernas, en volandas, de su hija mientras orina. El fluido humea mientras la niña se alivia. 

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