miércoles, 17 de junio de 2015

Esto no es un poema

Salgo de casa. Estoy en la calle y ya estoy arrepentido. 
Busco una forma de resistencia o una crónica de luz. 
El cielo es un bloque sólido, gris pardo, que promete lluvia. 
Me vuelvo a mitad de camino a casa, no quiero continuar. 
Desayuno en el bar donde se amontonan las sillas. 
Por dos euros eres dueño del paraíso un par de minutos. 
"Esto no es un poema", escucho 
por el hilo musical a un amigo filólogo 
que lleva cinco años escribiendo una novela. 
"Así no, así no", me dice con voz de amistosa miel púber.    

La primavera llega a su fin en todas las conversaciones. 
Geranios tántricos entre tanta algarabía. 
Mis palabras se sustentan en un lenguaje de monedas vencidas. 
"Esto no es un poema", se cuela de nuevo por el hilo musical, 
como una sinfonía torcida de la que se alimenta la clase media. 
Trapos sucios, botellas de ginebra, trazos de lejía. 
Poemas que brotan del pan. 
La sien me palpita a causa de los atajos oscuros del café. 

¿Desde cuándo no besas a tu madre? 
¿Desde cuándo no hablas con tus hermanos? 
¿Desde cuándo no preguntas por tu padre quizá herido por la afilada seriedad de las risas blancas?

Delante de los sueños hay cientos de sueños 
como una ensenada herida por el mar.    

Ya estoy en casa, y puedo ver la calle vencida. 
Los coches inclinados revestidos por la lluvia. 
Los perros infernales, todos son un infierno dulce 
que buscan caricias y comprensión y algo de pienso. 
Acaso no soy  yo también un perro sin conciencia 
que sólo quiere dormir, comer y follar. 
"Así no, así no", insiste la voz en glándulas.
Déjalo, amigo, somos pura resistencia. 
Bocas de aire e inútiles fragancias de desencanto 
allanadas por el paso del tiempo me redimen, ya verás. 
Crecí como un rasguño desorientado de energía. 
Como la honda de la risa, me agoto y me extingo, 
para no sé de qué manera volver a nacer. 
"Esto no es un poema".

No hay comentarios:

Publicar un comentario