jueves, 5 de noviembre de 2015

El joven zaparrastroso pide monedas en la esquina.
El joven trashumante está acompañado 
por un perro blanco que hiede y parece un ángel.

De vez en cuando le doy algo de dinero.
De vez en cuando pienso que me gustaría entrevistarlo.

Violentos transeúntes idiotizados
con bolsas del PRIMARK
se han echado a la calle.

Nos han plantado en medio de un mercado infinito.
Todo gira en torno al dinero.
Alguien nos hecho perder el la razón.

Grita un grupo de jóvenes exultantes de vida.
La plaza es una estafeta de aire viciado.
El perro, en la esquina, levanta las orejas.

Dos maricas cruzan sus miradas, 
chocan con los escaparates 
devolviéndoles su lascivia.

El joven zaparrastroso es un delfín varado.
El perro blanco, una mentira de nieve.

Azuzan voces con cantos y mentiras.
Bajo la calle esperando encontrar 
al joven zaparrastroso.
Pero no hay rastro de él,
ni del hedor del ángel blanco. 

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