viernes, 25 de noviembre de 2016

Todo eso

Si vinieras algún día con el pez muerto de la desdicha bajo el mar de trigo desaparecido, veríamos volar al cormorán de la venganza con llaves de arrastrados pañuelos. El coraje de la dicha. Los goznes chirriantes de la mala vida. El lenguaje limpio de la tarántula. La miel de cieno centrífugo. 

Si vinieras algún día la música se serviría en recipientes de felicidad extranjera, en fiestas donde nadie se entiende, en las sinuosidades de los bares en penumbra, junto al helio de la belleza de los afortunados y su "fugaz floración". Tigres color mihura en la brújula del tiempo del rugir. 

Si vinieras algún día al telón de pieles rotas, o al secuestro interestelar del frío oscuro, o al tridente de euforias, se revelarían en huelga ángeles y plantas carnívoras, y los dioses, divertidos, se arrojarían contra todo aquello que respira, bendecidos por sí mismos como viejos escupiéndose desamparo, alejados del Olimpo, sin idea de volver. 

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